20 de Octubre, día internacional del controlador aéreo
Anthonius Gunawan Agung. Pocas veces se ha hecho tan evidente la importancia de nuestro trabajo como el pasado 28 de septiembre, cuando un terremoto de magnitud 7,5 azotó mortalmente Indonesia. Anthonius se mantuvo en su puesto de trabajo, en la Torre de control del aeropuerto de Palu, hasta que un avión cargado de pasajeros pudo estar en el aire.
Su dedicación y profesionalidad permitió que esas personas no se sumaran al demasiado elevado y triste número de víctimas de uno de los mayores desastres naturales de la actualidad.
La opinión pública destacó la labor de un profesional entregado a su trabajo. La orientación a la seguridad, la entrega y el sacrificio son características de nuestra profesión que, desgraciadamente, sólo se hacen evidentes cuando tragedias como la ocurrida en Indonesia suceden.
Desde estas líneas, sólo nos queda trasmitir nuestra más sincera admiración por la labor desempeñada por este joven compañero.
También queremos recordar a todos los compañeros que durante este año nos han abandonado: nuestro más sincero pésame y ánimo a todas las familias.
Hoy 20 de octubre celebramos un nuevo día del controlador aéreo. Ante nosotros se abre un año con nuevas oportunidades por delante. El esperado cierre del penal cada día está más cerca, donde hay que destacar el sacrificio de tod@s l@s compañer@s que han tenido que asumir una culpa que no les corresponde para conseguir cerrar y dejar atrás el episodio más oscuro de la historia de los controladores aéreos españoles.
El tercer convenio asoma en nuestro futuro, y, por primera vez en ocho años, podremos entablar negociaciones sin tener al colectivo atado de pies y manos, siendo rehén de una pobre política de mentiras y amenazas, que sólo pretendía acabar con la unión de la profesión. Todo este camino de casi ya ocho años ha vuelto a evidenciar que, sin los controladores aéreos, el negocio de la navegación aérea no puede salir adelante.
Tenemos nuevos retos, nuevas oportunidades por delante de nosotros, así como la oportunidad de revertir las injusticias impuestas en el laudo. Conseguir la flexibilidad que nos vuelva a permitir conciliar nuestra vida laboral, recuperar a un colectivo fatigado, al borde del colapso, así como una formación gratuita para el aspirante (como en los países de nuestro entorno) son los nuevos retos que tenemos que afrontar.
Sólo será posible si, una vez más, seguimos demostrando la unidad que nos hace imparables, que nos ha permitido detener el mayor atropello institucional desarrollado contra una profesión y que nos volverá a permitir conseguir todo aquello que nuestra profesión se merece. Es hora de recuperar la dignidad y el orgullo de nuestra labor. Es hora de seguir mejorando la profesión, elevando los umbrales de calidad a los que estamos acostumbrados. Es hora de que cuando nos pregunten, no tengamos miedo a decir: “Soy controlador@ aére@.”
¡Feliz día del Controlador@ Aére@!