Gracias, gracias, gracias

Por CARLOS SIDRACH DE CARDONA DÍAZ (@CanariasCarlos)

Pertenezco a la familia aeronáutica de Canarias. A esa familia de hombre y mujeres a quienes la aviación, mas que una forma de vida o una afición, les supone una pasión, que les ha movido y motivado desde que eran niños. Que no podíamos evitar mirar al cielo cuando oíamos el ruido de un avión, o quedarnos hipnotizados al ver despegar o aterrizar uno de esos majestuosos aparatos cuando pasábamos cerca de un aeropuerto. Soy uno de esos locos que ha decidido que el cielo es su vida y que por asumir los riesgos que pueda comportar, es mirado como un bicho raro por aquellos que sin ser conscientes, corren peligros mayores que por costumbre y forma de vida asumen sin darse cuenta cada día.

También soy una de las personas que vivió en primera persona la desgracia que nos azotó estos días, en la que perdieron la vida tres compañeros, tres amigos, una parte de nuestra familia.

Viví in situ la larga y amarga noche de incertidumbre en el aeropuerto con los familiares, amigos y compañeros, que esperábamos noticias que nos hicieran tener un hilo de esperanza. Que hubiera sido una toma fuera de campo y estuvieran incomunicados por su posición. Incomunicados, lesionados, pero bien. Que hubiera sido un fallo del aparato, que sabíamos que esos grandes profesionales podían solventar sin mayores consecuencias.

Desgraciadamente las noticias que llegaban con las primeras luces de la mañana, eran tan sombrías como las nubes que cubrían el lugar del siniestro.

Ya poco podemos hacer salvo llorar, recordar y honrar a nuestros compañeros fallecidos. Poco por hacer salvo acompañar, abrazar e intentar la imposible misión de consolar a sus familiares. Poco por hacer salvo aprender a vivir con el dolor y el  hueco que dejan en nuestras vidas y en nuestras almas, y sentirnos mas cerca de ellos cada vez que estemos allí arriba.

Pero si hay una cosa que puedo, debo y quiero hacer. Quiero dar las gracias con toda mi alma a los controladores de esta isla. He tenido dos motivos para llorar. El primero por la tristeza a causa de todo esto. El segundo de emoción y gratitud ante los controladores, un colectivo que era uno mas de nosotros. Que se esforzaron como uno solo en buscar, comunicar, hacer lo imposible por saber de ellos. Controladores que no estaban de servicio y el sueño que les robaba la angustia lo empleaban en mandar whatsapp a estos pilotos desde sus móviles en su casa, intentando colaborar en su búsqueda. Intentando comunicar con ellos de cualquier manera. Intentando conseguir convertir en realidad una esperanza. Me consta que en la torre y el control de Gran Canaria, se ha vivido una de las noches mas largas, angustiosas y amargas de su vida. No habrían hecho mas de lo que hicieron, si fueran de su propia familia. Las muestras de dolor y de impotencia eran patentes. Gracias, gracias, gracias mil veces gracias y me seguirán faltando años y vida para daros las gracias. Gracias por estar ahí, por mimarnos, por estar pendientes de nosotros, por sufrir con nosotros y por dejar hasta la última gota de sudor por socorrernos y traernos de vuelta a casa.

También tengo que dar gracias al Ejercito del Aire, a la Base Aérea de Gando, al servicio del SAR.

¡COMO OS HABEIS PORTADO!

No sé de que puñetera madera estáis hechos. No nos habéis dejado ni un minuto solos, nos habéis informado al segundo, os la habéis jugado hasta el límite en que  era una temeridad luchar por lo que ya no tenia sentido. Gracias, gracias, gracias

Mientras nosotros esperábamos en la sala habilitada al efecto en el aeropuerto de Gran Canaria, vosotros estabais allí. Peleando con el viento, con la nube, colgados de un cable. Erais nuestros brazos, nuestros ojos y nuestra esperanza en esos riscos.

Desde vuestro centro de coordinación manteníais línea directa con nosotros, se nos informaba de lo que hacíais, se nos daba ánimo, se nos mantenía abierta la ventana de la fe.

Gracias también a los equipos de tierra que salieron de madrugada a traernos esa parte de nosotros que se había quedado allí.

Juan Luis Hernández, Isabel Junoy, Paola Romero, que no nos dejaron solos ni un minuto esa mañana. Resto de personal de AENA. Gracias amigos, nunca imaginé teneros tan cerca. En momentos así, nos damos cuenta de que estáis ahí. Siempre os lo agradeceré de corazón.

A los pilotos que os formasteis, a los alumnos que os estáis formando; no hace falta deciros nada. Habéis hecho lo que hacen las personas de bien: acompañar a los que son parte de vuestra familia.

Esa larga noche enseñó a este peninsular acogido en esta isla una dramática experiencia, pero una preciosa lección de solidaridad, amistad y cariño. En mi corazón siempre estarán ellos: Gera, Adonai, Jeramel. En mi corazón siempre estarán sus familias. Pero en mi corazón también estaréis siempre vosotros, los controladores, el ejército, el SAR.

Gracias, hasta que me falte aliento para poder seguir dando gracias.

INCURSIONES Y FRUSTRADAS

Por IGNACIO BACA. (Losgelves) ¡Válgame Dios, qué revuelo se organizó la semana pasada a cuenta de una aproximación frustrada en Barcelona! Podría entretenerme en copiar titulares de prensa a cual más exagerado, pero para eso…

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